¡Agrupémonos todos!

Solo sobre el escenario, Naum Krass, a sus 90, cambia el canon de juventud. Fotos: Jorgelina Tomasin

Con dos obras −la grupal Apocalipsis Rosario y la personal Currículum de un comunista− se llevó a cabo la Maratón Arias en La Comedia. Ambas, preciosas puestas en escena sobre la valiosa resistencia “zurda”, en una de las cuales Naum Krass esplende como una supernova

Por Andrés Maguna

Calificación: 5/5 Tatitos. 

No se puede, resulta imposible criticar a una persona, porque la crítica está sujeta, per se, a la obra, aquello que realiza, construye o crea una persona. De la misma manera, no pueden criticarse los pensamientos, las formas, los modos o las maneras de pensar, pero sí son pasibles de criticarse las manifestaciones del pensamiento, las acciones llevadas a cabo para materializar la idea, o sea la ideación hecha obra.

En esto me puse a pensar luego de ver en el teatro municipal La Comedia, nuestra “catedral del género chico”, dos obras de la tercera edición de la Maratón Ecléctica, un ciclo que pone el foco en realizadores teatrales rosarinos con “peso” histórico, en esta oportunidad Ricardo Arias, con la creación colectiva Apocalipsis Rosario (con Arias en escena junto con Judith Ganon, Leandro Maseroni y Javier Collet) y Currículum de un comunista, unipersonal de Naum Krass (dirigido por Arias) que debiera quedar en los anales de los más extraordinarios desempeños de las artes escénicas de la humanidad.

No exagero, no, y tal vez me quede corto en mi crítica de lo hecho por Naum, a sus noventa años, comiéndose el escenario con la proyección de su mínima figura, y ganándose los corazones de los más de 400 espectadores que tuvimos la fortuna de estar allí, dejándonos someter a los caprichos de su personaje de viejo comunista, a tal punto que en un momento estábamos todos de pie, con la mano derecha sobre el corazón y la izquierda alzada hacia lo alto, coreando a viva voz La Internacional (en ese momento me sorprendí pensando que muchos de los presentes eran, de seguro, votantes del muñeco maldito que tenemos de presidente, celebrado odiador de los “zurdos”, y allí estaban, cantando sonrientes el hermoso himno universal del obreraje zurdo).

El público, rendido ante el veterano Naum en la “catedral del género chico”, que este año cumple 130

Pero estoy empezando por el final, así que retomo el camino lineal y cronológico desde un inicio condicionado por el arbitrario azar de los relojes: a las 20 en punto llegué en la Honda Titán a La Comedia, y nomás entrar al hall, dirigiéndome a la boletería empecé a sentirme más liviano, aliviado de la carga de adrenalina social que me había significado desde el jueves anterior abocarme al cubrimiento y descubrimiento de la Feria del Libro de Rosario, incluidos los cuatro discursos de apertura, varias “entrevistas sin grabador” a organizadores, escritores, un librero y una fotógrafa, como una práctica “nueva” (al menos para mí) que me tenía, y me tiene, entusiasmado pero implica mucho intercambio de energía que inevitablemente resulta agotador; con el agregado de que ese mismo sábado mi primogénito, Fidel, presentó su libro más reciente, La pluma en la garganta, a las 15 horas, rompiendo por el medio la columna vertebral de mi ritmo circadiano al impedirme dormir mi sacrosanta siesta diaria (de 15 a 17, y que ya es un hecho de derecho que me llevó mucho tiempo y esfuerzo conquistar). En fin, que había llegado a La Comedia estresado, con la cabeza llena de ideas convergentes y divergentes respecto de la crónica que ya estaba escribiendo sobre la Feria del Libro, que desde el vamos resulta ser un acontecimiento social y cultural por completo inabarcable.

Sin embargo, pese al alivio de estar en el oasis que significa el teatro, me aquejaba un temor relacionado con la primera de las puestas en escena, Apocalipsis Rosario, pues la había visto hacía exactamente tres meses, en el Parque de España, en el cierre de El Otro Festival, y no me había gustado para nada. De hecho, me había planteado si no era más un recital que una obra de teatro. Pero abrigaba la esperanza (porque sé del talento dramatúrgico de Arias) de que en tres meses transcurridos, y con un músico agregado al elenco (Javier Collet), las cosas fueran distintas. Y lo fueron. A tal punto que todos los componentes de la puesta que me habían desagradado en el Parque de España me maravillaron, y sorprendieron, en La Comedia, en especial al aparecérseme resignificado el tema central: la actualización del valor de la lucha popular en estos días por medio de una mirada retrospectiva de gran ternura sobre la heroica gesta del Villazo (huelga triunfante de 1974 en Villa Constitución, Santa Fe).

Además de que a través de esta versión en La Comedia entendí claramente de qué iba la cosa, noté una marcada definición de los roles, con dos actores, Judith Ganon y Ricardo Arias (ambos oriundos de Villa Constitución), y dos músicos, Leandro Maseroni y Javier Collet, ofreciendo una pieza netamente teatral del género musical, con aditamento multimedial (proyecciones en una pantalla gigante al fondo), en la que los músicos actúan de músicos y los actores tocan instrumentos y cantan en momentos muy puntuales, entre recitados de textos dialógicos de alta justeza poética.

Al igual que la función en el Parque de España, la de La Comedia duró 42 minutos, tras los cuales el público aplaudió con energía y convicción, igualando también en esto al público que había presenciado el estreno en El Otro Festival.

Leandro Maseroni, Ricardo Arias y Judith Ganon en “Apocalipsis Rosario”

En el intermedio, que anunciaron duraría 15 minutos, salí a fumar un Livepool en la vereda, y allí me puse a conversar con un señor grandote, de casi dos metros de altura, quizás un poco mayor que yo (tengo 60), con pinta y manos de obrero veterano, que también había salido a fumar un cigarrillo, enfundado en una campera de cuero negra y en actitud displicente similar a la mía. Le comenté que me había gustado mucho el relato del Villazo, del que poco sabía, y me dijo que sí, que eso “estaba muy bien”, pero que de la obra “le había gustado todo”. Entonces se me ocurrió preguntarle si era de Villa Constitución, me contestó que no, pero que había estado trabajando en un frigorífico villense en 1975, cuando ocurrió la tremenda represión que dejó decenas de muertos, detenidos, heridos y torturados (posteriormente, también desaparecidos):

−Fue algo terrible. Yo vi cómo iban y venían los camiones que habían pedido prestados al frigorífico para transportar los cadáveres− empezó a contarme, pero justo llamaron porque comenzaba Currículum de un comunista, y tiramos los puchos, entramos y nos fuimos cada uno por su lado.

El unipersonal de Naum duró 35 minutos, durante los cuales el actor de 90 años, entero como un pibe de 20, hace de viejito comunista, vestido a lo Ho Chi Minh, contando su vida al servicio de los más altos ideales del proletariado de izquierda.

En verdad, una actuación sobrecogedora que solo exhibió puntos altos, como el que describo al comienzo de esta crónica, y que tomando en solfa un tema serio convierte en comedia desopilante un monólogo cuyo texto, impecable en su derrotero narrativo, penetra en el oyente, a través de la magnífica voz de Naum, con resonancias perdurables que dan ganas de recordar. Hace pensar que vale la pena dedicar la vida a persistir en la buena pobreza igualitaria, reivindicativa, que proponen como respuesta los comunistas que se ven obligados a vivir en una sociedad capitalista. Me resultó tan convincente que me dieron ganas de volverme comunista.

Tras la ovación de todos los presentes de pie, Naum agradeció, subió su director, Arias, a acompañarlo en el saludo y el agradecimiento al público, y luego apareció Carolina Garralda, directora de La Comedia, para entregarle al viejo actor comunista un diploma otorgado por el Concejo Municipal de Rosario (iniciativa de María Eugenia Schmuck) que lo certifica como Artista Distinguido de la ciudad. Naum agradeció con genuina modestia y aclaró que el verdadero y más valioso premio que estaba recibiendo era que en la sala estaban muchos integrantes de su vasta prole (hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, sobrinos nietos, sobrinos bisnietos, “todos comunistas”, según había señalado al exponer su “currículum”), a quienes fue individualizando y señalando con el dedo. Un verdadero y hermoso delirio.

Salí de la sala con una sonrisa en la cara, miré la hora en el móvil y me sorprendió que todavía no eran las diez. Energizado por lo que había visto y escuchado, me subí a la Titán y enfilé para la plaza Montenegro, donde estaba anunciada la presentación de Daniel Melero en el marco de la Feria del Libro.

Krass, acompañado por Arias, recibe de manos de Carolina Garralda el título de Artista Distinguido

FICHA:

Títulos: “Apocalipsis Rosario” y “Currículum de un anarquista”. En escena en “Apocalipsis”: Ricardo Arias, Judith Ganon, Leandro Maseroni y Javier Collet. En escena en “Currículum”: Naum Krass. Gráfica: Carlos Verratti. Asesoramiento de vestuario: Javier Palomino. Diseño de iluminación: Diego Quilici. Montaje de imágenes: Martín Fumiato. Producción: Maga Drivet. Función doble del sábado 7 de septiembre de 2024 en el Teatro Municipal La Comedia, de la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.

Post navigation

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *