La actriz, dramaturga, investigadora y escritora Melisa Martyniuk habla de Territorio experimental, su libro sobre el teatro independiente rosarino y la obra de Juan Hessel que se presenta el 15 de octubre en el marco del FAER 2024
Por Andrés Maguna
Con un libro titulado Territorio experimental. La obra de Juan Hessel en el contexto del teatro independiente rosarino, Melisa Martyniuk se recibió de magister en Estudios Culturales en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El texto fue seleccionado en la convocatoria “20 años editando teatro” del Instituto Nacional del Teatro (INT), y estuvo a punto de ser publicado en papel, pero eso quedó detenido desde que asumió el nuevo gobierno, y tomó la posta la UNR Editora, haciéndolo realidad, recientemente, en formato digital (ver aquí).
El libro será presentado “oficialmente” en el marco de la cuarta edición del Festival Internacional de Artes Escénicas de Rosario (FAER 2024, del 12 de octubre hasta el miércoles 16), en la librería y espacio cultural Mal de Archivo (Urquiza 1613), el martes 15 de octubre a las 18 horas.
Martyniuk, que obtuvo el título de actriz en la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de la ciudad de Rosario en el año 2008 y egresó de la Escuela Rosarina de Psicología Social Enrique Pichon-Rivière, asistió a incontables talleres y seminarios, muchos de ellos a cargo de reconocidos profesionales (Juan Hessel, Ricardo Bartís, Pompeyo Audivert, Cristina Banegas, Alejandro Catalán, Emilio García Wehbi, Darío Levin, Marina Barbera, Felicitas Kamien y Gabriel Chamé Buendía, entre otros), y trabajó en numerosas obras como dramaturga, actriz, productora, directora, además de participar en el equipo de producción del FAER.
Territorio experimental, que está escrito de una manera muy literaria, con el resultado de que su lectura resulta en extremo amena, está dividido en 3 capítulos, con un índice temático que va del nacimiento del teatro independiente en Buenos Aires hasta la aparición del teatro disruptivo de Juan Hessel a comienzos del nuevo milenio, pasando por la Modernidad y el Teatro del Pueblo (con subtítulos tan atractivos como “El TIM y la llamada vanguardia rosarina”, “Arteón. Teatro y militancia peronista”, “Discepolín, los herederos de la militancia teatral”, “Políticas culturales en democracia”, “Palpitando los noventa”, “Crisis y recesión”, “El Instituto Nacional del Teatro”).
Entrevistada por Revista Belbo, la autora no esquiva ninguna pregunta y responde puntualmente con el mismo estilo en que está escrito Territorio experimental, yendo sin ambages al punto, enfocada en el ajuste de las definiciones y fundamentando las elecciones analíticas.
–Una vez le preguntaron a Bertolt Brecht para quién escribía, y contestó que lo hacía pensando en que Carl Marx estaría sentado en la tercera fila de la sala viendo la obra que él había escrito. ¿Para quién escribió Territorio experimental Melisa Nadia Martyniuk?
–En general cuando hago algo creativo no estoy pensando en un público al que me gustaría dirigirme… O más bien ese público podría ser yo misma… Pienso en mis gustos, en mis referencias. Pienso que eso que hago me tiene que gustar a mí, y después si a otro le gusta, buenísimo. Hay un libro de Federico Galende que se llama Rancière, el presupuesto de la igualdad en la política y en la estética, que es parte de la bibliografía que utilizo en mi trabajo y a mí me pareció un libro hermoso por cómo está escrito, aparte de los aspectos teóricos que desarrolla, me pareció muy placentero de leer… Entonces cuando me puse a escribir, más allá de que lo que estaba haciendo era un trabajo teórico, estaba pensando en que además de reflexionar sobre cuestiones concretas quería que haya placer en la lectura del texto, que sea atractivo, como si estuviera escribiendo un texto literario. Cuando pienso en que algo sea placentero o atractivo, pienso en lo que a mí me genera ese placer, lo que a mí me gustaría leer. Esto con relación a los aspectos más bien formales del trabajo; después, con relación al desarrollo de los contenidos, creo que de alguna manera la respuesta es la misma. Empecé a cursar la Maestría en Estudios Culturales porque, entre otras cosas, tenía la necesidad y las ganas de estudiar. Cuando me tuve que poner a escribir la tesis yo estaba muy entusiasmada porque era ponerme a investigar sobre un tema que me interesaba profundizar, conocer y que además tenía que ver con algo que me atravesaba personalmente, porque yo hago teatro. Entonces te podría decir que este trabajo lo escribí para mí, para buscar respuestas a las preguntas que me estaba haciendo.
–¿Por qué en soporte digital?
–Esta publicación forma parte de una colección que se llama Estudios Culturales y tiene el propósito de compartir, de manera pública, abierta y digital, textos (monografías, ensayos, tesis, etcétera) producidos en el marco de la Maestría en Estudios Culturales de la UNR. No te sabría decir por qué se eligió lanzar la colección en soporte digital porque no fue mi incumbencia. Sí te puedo decir que como estudiante de la Maestría me pareció muy importante poder acceder a la investigación de otras personas de manera digital y gratuita. Creo que facilita el acceso y la circulación de trabajos y además me parece que es una muy buena opción, sobre todo en momentos de crisis como el que estamos pasando, donde publicar en formato papel es muy costoso.
–En el Resumen del libro hablás de una tradición del teatro independiente, y afirmás que la obra de Juan Hessel propone “una nueva articulación entre teatro y política que será novedosa y permitirá pensar otro camino para el teatro local”. ¿Podrías ajustar la definición de esa tradición, y por qué están en futuro las palabras ser y permitir? ¿Qué condiciones deben darse para que ello ocurra? ¿El teatro local necesita nuevos caminos?
–Lo que yo entiendo que forma parte de la tradición teatral independiente es una continuidad en la manera de entender la relación entre teatro y política, que se inicia con la fundación del Teatro del Pueblo en 1930 en Buenos Aires y que, de diferentes maneras, se sigue reproduciendo a lo largo del tiempo. Esta tradición tiene que ver con el presupuesto de que el teatro tiene la capacidad para incidir, transformar y modificar a las personas. En este sentido, se piensa que el teatro cumple una función social muy importante, ubicándolo en un lugar de privilegio. En los inicios del teatro independiente Barletta creía que sólo a través de lo que él llamaba el “buen teatro” se podía encauzar al público y que el “mal teatro” denigraba, pervertía y estupidizaba a los espectadores. Cuando cambia el momento histórico, los contenidos dejan de tener la importancia que se creía que tenían, entonces se empieza a poner el foco en las potencialidades del lenguaje teatral. Dubatti dice que el teatro funda territorios de subjetividad alternativa y que se constituye en metáfora epistemológica del contrapoder. Con estos presupuestos lo que se hace es intentar legitimar la práctica teatral sobre la base de fuertes componentes heroicos y sacrificiales que ubican al teatro en un lugar casi omnipotente, anticipando sus sentidos y sus efectos.
Juan Hessel propone una articulación diferente entre teatro y política poniendo en suspenso estos presupuestos de los que hablaba antes. Lo del tiempo verbal… creo que es una cuestión de redacción: “[a partir del momento en el que surge] será novedosa y permitirá pensar otro camino para el teatro local”. No sé si deben darse condiciones para pensar otros caminos para el teatro local, tiene que ver con las necesidades, las ganas, las preocupaciones de cada uno… No sé qué es lo que necesita el teatro local, yo te puedo hablar de mis preocupaciones y mis necesidades, que no necesariamente son las de toda la comunidad teatral, que es muy diversa y heterogénea. Algunas de mis inquietudes tienen que ver con la fragilidad de la trama teatral rosarina, las dificultades para trascender los límites del poco público que suele ir al teatro, la falta de expectativas a futuro, sobre todo cuando tenés más de 35 años y te empezás a preguntar: ¿Vale la pena el esfuerzo? ¿Para qué hago todo esto? ¿Qué recibo a cambio?
–¿Cuáles pensás que son los principales atractivos de los textos académicos de estudios culturales?
–Me gusta el posicionamiento crítico de los Estudios Culturales, ya que permiten analizar las relaciones de fuerza que se dan en las distintas prácticas culturales para dar cuenta de la red de relaciones que las configuran. Existe una voluntad interdisciplinaria dentro de los Estudios Culturales que me parece muy importante a la hora de buscar comprender la complejidad de los contextos en el que se sitúa un análisis. Después creo que hay como una idea de contingencia, que me gusta también. Grossberg en su libro Estudios Culturales en Tiempo Futuro dice: “Precisamente porque el presente no tenía que ser como es, el futuro puede ir hacia otro lugar que aquel a donde parece dirigirse”. Las cosas son así, pero no necesariamente tenían que ser así, podrían haber sido también de otra manera. Esto, creo yo, nos permite poder pensar el futuro como posibilidad. En este sentido me parece que son optimistas, buscan intervenir en el mundo, buscan comprender el presente para pensar otras alternativas en el futuro.
–Tu libro está lleno de citas, y basado en una profusa bibliografía. ¿Ello responde a motivos probatorios, a necesidad de convalidaciones, a una búsqueda de consenso, o es un requerimiento del formato tesina de la maestría?
–Este trabajo de investigación es una tesis de maestría, por lo que necesariamente uno debe respaldar su análisis en una bibliografía que sea consistente, y el uso de citas responde también a eso. Cuando uno cita algo, de alguna manera está dialogando con eso que cita o está discutiendo, marcando un posicionamiento propio, describiendo situaciones, etcétera.
–¿Qué te gustaría que pase con Territorio experimental?
–Me gustaría que lo lea mucha gente.
–¿Cuáles son tus textos de ficción teatral?
–Me gusta ir al teatro, pero no me gusta leer teatro, me aburre, no me engancho. Para leer prefiero otras cosas, como textos narrativos o ensayos.
–¿Estás escribiendo actualmente?
–Sí, un montón de formularios para convocatorias. Jaja. Estoy desarrollando una serie de ficción con una amiga, estoy cerrando un guion de un largometraje y me quiero poner a reeditar una obra de teatro que escribí el año pasado. A veces me entusiasmo escribiendo unos relatos cortos medio autobiográficos.
–Puedo decir que leí el libro de punta a punta sin que decayera mi interés, y creo que se debe a que en ningún momento se abandona la mirada crítica. Esta tesitura ¿fue deliberada o se dio de manera natural?
–No sé, creo que es la manera en la que se dio. No me interesaba hacer un trabajo meramente descriptivo, y por otro lado creo que también tiene que ver con la propuesta misma de los Estudios Culturales que te comentaba más arriba.
–¿Hubo alguna pregunta que no te hice y hubieras deseado que te hiciera? De ser así, ¿qué hubieras respondido?
–En este momento no se me ocurre.
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