

Por Julio Cano
Son los discursos de odio y las acciones correspondientes resultado unicamente de crisis agudas en las democracias? ¿O son acciones fundamentadas en sí mismas, propias de un específico modo político? ¿Son la consecuencia del agotamiento de la tolerancia social ante la injusticia o una señal de nuevas formas de entender la relación social? ¿Estamos ante el próximo fin del contrato social y la aceptación masiva de las intolerancias como manera de gobernar?
Son preguntas que están en un primer nivel de exposición al dia de hoy, con figuras notorias que revelan su importancia, su urgencia y su implementación. Ellas pueden tener multiples variaciones sin que por ello pierdan su nucleo común, a saber, el final del gran relato de la democracia liberal. Y a ello se agrega otro contenido no menos decisivo: ¿son ellas manifestaciones del fenómeno fascista o son otra cosa? El fascismo, ¿se circunscribe a la historia de Italia y Alemania de mediados del siglo pasado o abarca mucho mas, socialmente hablando?
Para muchos comportamientos violentos y cargados de odio se utiliza el término “fascismo” pero, mas allá de este uso cotidiano (y banalizado), hay que analizar en cuales comportamientos cabe aplicarlo con precisión y en cuales no. Es una palabra que corre paralela a “comunismo” cuando se le utiliza como insulto (otra superlativa banalización). Es este un par antagónico de primer orden y que forma parte del discurso común, añadiendo confusión a la ya existente.
En estos días salio a la venta una trilogía sobre el ascenso de Mussolini al poder escrita por el ensayista italiano Antonio Scurati que, a su vez, es la base de una miniserie que se verá por Mubi desde este setiembre. El primero de los libros, “M. El hijo del siglo” pasa por ser el mas importante (según los comentaristas, no lo hemos leído aun) ya que es el que mas ahonda en la formación del carácter del personaje y a este con la compleja y oscura realidad de la Italia de entonces y de la Europa recién salida de la Gran Guerra. Esto es lo que más nos interesa ya que vincula psicología con geopolítica. Y ello en el marco de la complejidad inherente a la formación de las subjetividades y las luchas por el poder.

Todo lo anterior es, para nosotros, el contexto de lo que deseamos analizar: la realidad de Milei y su partido, La Libertad Avanza. Se trata de un análisis filosófico, circunscripto a algunos trazos de su mostración.
Digamos a nivel político que, con los resultados recientes de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, que pateó el tablero de las previsiones , no se ha hecho mas que profundizar en las contradicciones inherentes a nuestro asunto. Decirlo como lo vamos a hacer parecería trivial pero no lo es: la crueldad, el racismo, la grieta social, el inmoralismo, ¿son elementos consustanciales a una parte importante de la sociedad argentina o fenómenos puntuales que se iran disolviendo en el futuro? Ya lo habíamos manifestado mas arriba y no habíamos encontrado respuestas. Ahora agregamos que deben ser formuladas en plural, puesto que se trata de un fenómeno complejo (con multiples aristas) que supone varias disyuntivas interconectadas.
En palabras de Mussolini la violencia está implícita en la propia exposición de lo que sea el fascismo. Lo que expresa resulta ser un elemento teórico: asumir la violencia como contrapartida de la racionalidad en torno a la diversidad. Y esto, asi formulado, revela una propuesta teórica que supera, según los que la formulan, a la racionalidad moderna. En efecto, en la democracia, la diversidad no es reducible (no puede serlo) a un único rasgo de carácter (en lo psicológico) ni a un único modo de acción (en el fascismo, por el contrario, el modo de acción por antonomasia será el del Jefe, el Duce). La diversidad es uno de los conceptos centrales de la democracia. Para decirlo en términos clásicos, es una categoría. Y como contrapartida, en los regímenes fascistas la imposición (en todo caso violenta) de la conducta única y hegemónica también es una categoría. Son contradictorias y no solo contrarias.
¿Aparece esta categoría en la propuesta de LLA? Aunque difusa y hasta embrollada, nuestra respuesta es que sí lo hace, emerge especialmente en los discursos de Milei. No en textos, y no tanto porque resulte difícil deslindar los contenidos teóricos en esos discursos sino por otro rasgo que también hermana estas propuestas: apelan a la emoción, sin que esta quede subordinada a la razón pero tampoco con una presentación adecuada. Y esto lo fundamentamos en lo siguiente:
En Milei la emoción tiene una vinculación muy fuerte con la crueldad. Esto aleja esta propuesta de la tradicional relación entre emoción y amor, porque la crueldad elimina las diversidades en el adversario. Enfrente tenemos a alguien a eliminar, no a cuestionar discursivamente, alguien que no posee los rasgos genuinos de un humano. Es solamente un ser vivo que incomoda nuestras posiciones. No hay con él disputa sino odio fundamentado, lo que hace de la propuesta de LLA una posición contraria a la democracia.
¿Se puede fundamentar la crueldad? Estamos haciendo con esta tesitura una propuesta equivoca ya que la crueldad es una practica que se escapa de lo que se pueda fundamentar. Pero esta manera de presentar el asunto se encuadra en la tradición del humanismo occidental, que no es la única via para resolver esta interrogante. Existen otras tesituras que no dejan al odio y la crueldad por fuera de las alternativas. Sin entrar ahora en explicitar cuales son esas propuestas digamos que una respuesta filosófica que tenga genuinamente en cuenta las contradicciones de la condición humana tiene (o debería de tener) a ambos elementos presentes y muy en cuenta a la hora de valorar comportamientos.
Esto no es óbice para rechazar a la crueldad y el odio como patologías. Lo son, sin dudas, y lo manifiestan (por consiguiente, las fundamentan) quienes las sufren. El sufrimiento debería estar presente mas de lo que lo está en las argumentaciones racionales ya que todos los fenómenos humanos se encuentran interrelacionados profunda y profusamente.
Cuando escribimos que las contradicciones deben estar presentes en los discursos racionales queremos decir que no todo puede ser explicado ya que no todo aparece para ser reconocido punto por punto en un relato. Un discurso, por racional que parezca, siempre refleja un punto de vista entre otros, con zonas oscuras que no pueden ser reveladas totalmente. Un discurso, dicho de otro modo, es una narración, no una definición.
Y los discursos de Milei son narraciones, pese a los entreveros que quiera producir con un lenguaje técnico que muchas veces es pura cháchara. No solo se trata de confundir al lector no especializado sino que esto muestra el elitismo del que se precia ya que no le interesa en absoluto si lo entienden o no. Es mas, sabe que la adhesión que busca es a través de ese desprecio. Sabe que existe una fascinación inconsciente en este fenómeno, en el cual juegan un papel importante las redes sociales. Son narraciones en claroscuro.
Las narraciones modernas siempre aspiraron a lo claro y distinto, según su indiscutida fuente cartesiana. Hace un buen rato que están en decadencia, en repliegue.
Veamos si podemos sintetizar lo que estamos planteando en esta nota.
El odio aparece solamente en circunstancias puntuales y no es programado o recorre el desarrollo entero de las democracias modernas actuales. Esta disyuntiva no solo esta muy lejos de haberse resuelto sino que parece una tensión abierta.
¿Cómo entiende al odio el fascismo? Siguiendo con lo expresado, carecemos de una explicación. Mas bien parece una eclosión que sucede en determinados eventos, una epifanía emocional que es controlada por la fuerza del discurso del líder. Los recientes textos de Antonio Scurati son elocuentes al respecto. Todo esto vincula orgánicamente psicología de masas con geopolítica (una vinculación que ha surgido recientemente anotemos).
Y por nuestra parte vinculamos todo esto con la gran complejidad de una respuesta política cargada de contradicciones y polémicas. Una muestra patente la tenemos entonces en esta Argentina actual y la asimilación del odio y la crueldad a su planteo político. ¿Es fascista tal postura? Concluimos con que la respuesta a esto es abierta, agregando a la presentación compleja la actitud ante la diversidad, a la cual no solo se rechaza sino que se la combate abiertamente.
La situación mas ambigua de todo este panorama es la presencia de las contradicciones, queridas o no, buscadas o no.
De manera que, mas alla del implícito rechazo que esta actitud nos genera, quisimos mostrar un panorama que no es ni claro ni distinto ni busca seguir el camino de la racionalidad instrumental. Una senda de una ambigüedad que solo es fecunda en los contrincantes que genera, que, a estas alturas, resulta ser el grueso de los argentinos, la mayoría de los ciudadanos, en un sentido moderno y actual, sea cual sea la salida que se intente encontrar.

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