Foto: Guillermo Fernández
Los primeros días de octubre vuelve el Festival Latinoamericano de Cine de Rosario, ahora en el marco de un nuevo proyecto de Cultura municipal denominado Punto Audiovisual. Hasta el 14 de junio se inscribe para la competencia.
Por Fernando G. Varea
Para los adeptos a determinadas disciplinas deportivas o artísticas, ciertos eventos representan alguna forma de felicidad, ya que conllevan variedad de actividades deseables y encuentros con amigos, colegas y personas admiradas, sumándose, generalmente, la adrenalina por el suspenso que suscita toda competencia. Esto vale tanto para quienes asisten al Mundial de Fútbol y la Fórmula Uno como al Festival Nacional de Folklore de Cosquín, el Festival de Teatro de Rafaela o similares (reuniones de aficionados o fiestas colectivas que también atraen, desde ya, a instituciones, empresas y organismos del Estado, por lo que significan en cuanto a divulgación cultural y posibilidades turísticas).
Para los cinéfilos eso ocurre con los festivales de cine. Ya se trate de uno clase A (es decir, considerado competitivo por la FIAPF*, como el de Mar del Plata) o reconocido internacionalmente (como el BAFICI**) u otros más acotados, siempre deparan instancias de regocijo.
En Rosario, por encima de algunos intentos aislados, el que perdura es el Festival Latinoamericano de Video, palabra esta última cambiada por Cine en 2016. Su historia comienza en 1993 y, precisamente, el universo del video y la televisión prevalecía en su perfil en los primeros años, motivo por el cual eran invitados a compartir anécdotas y saberes, entre otros, Néstor García Canclini, Rodolfo Hermida, Fabián Polosecki, Daniel Barone, Diego Capusotto, Ana Cacopardo, Daniel Malnatti y Alberto Migré. Mientras tanto, el certamen iba cobrando importancia como medio para destacar lo más valioso de la producción audiovisual local, sensación que hoy podría confirmar una recorrida por la lista de premiados de cada año.
Su programación, en tanto –a lo largo de su ya larga historia– ha evidenciado signos de diversidad o hibridez, según cómo se aprecie, por ejemplo, el hecho de exhibir en la función de apertura una serie animada local acompañada por la intervención de una banda de electropop (Cabeza de Ratón 4. En la cresta del rock) y al año siguiente un tempestuoso melodrama del mexicano Arturo Ripstein presentado por su guionista Paz Alicia Garciadiego (Profundo carmesí), tres años después un film de Gustavo Fontán basado en una novela de Juan José Saer (El limonero real) y, en la edición posterior, la versión restaurada del primer film argentino sonorizado, musicalizada en vivo por Fernando Kabusacki y Matías Mango junto a Rosario Bléfari y otros intérpretes cantando y recreando los diálogos (Muñequita porteña).
En un par de ocasiones no pudo realizarse, incluyendo el año pasado, debido a replanteos de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad que derivaron en un nuevo proyecto, denominado Punto Audiovisual. El mismo Centro Audiovisual Rosario (CAR), después de funcionar durante muchos años en la reciclada estación del FFCC Oeste Santafesino cercana al Complejo Astronómico Municipal, en el Parque Urquiza, se mudó al Centro Cultural Lumière (Vélez Sarsfield casi esquina Alberdi).
La buena noticia es que, después de esos reacomodamientos, el festival vuelve a hacerse, “en un año marcado por un contexto crítico para la industria cinematográfica y en particular en el nuevo reordenamiento del INCAA, donde desaparece el Plan de Fomento y el área de Festivales Nacionales”, según señala Valeria Boggino, directora del CAR y responsable del evento junto a un equipo de colaboradores. Aunque pasaron treinta y un años de aquel primer encuentro de 1993, por las interrupciones antes mencionadas, este año se celebrará la 29ª edición.
Mauro Boggino (izq.), coordinador del Lumiere, Valeria Boggino, del CAR, y el secretario Fede Valentini.
El Lumière funcionará como sede, anunciándose además proyecciones en Cine El Cairo (Santa Fe 1120) y charlas y seminarios en el espacio de la Escuela Provincial de Cine y TV (Mendoza 1078, primer piso y primer subsuelo). Será en octubre, comenzando el miércoles 2 con el estreno de Singapur, dirigida por Gustavo Postiglione y protagonizada por Julieta Cardinali (con la presencia de ambos) y culminando el domingo 6 con otra película rosarina, a definir. En el transcurso de esos cinco días podrán verse más de 50 películas programadas en 22 funciones, la mayoría seleccionadas para las cuatro categorías: Competencia de Largometrajes Latinoamericanos, de Largometrajes Santafesinos, de Cortometrajes Latinoamericanos y de Cortometrajes Rosarinos. Ya han recibido más de trescientos trabajos, aunque es importante destacar que realizadores y productores que no hayan inscripto los suyos tienen tiempo de hacerlo hasta el 14 de junio, a través de la plataforma festhome.com
Boggino comenta, además, que están trabajando en la producción de un Foro que posibilite el intercambio de ideas entre trabajadores de la comunidad audiovisual, charlas, debates y mesas de trabajo abiertas al público. Las novedades pronto se darán a conocer en la cuenta de Instagram del CAR y del Lumière, como también en la web del festival (www.festivalcinerosario.gob.ar), que se lleva adelante con el apoyo del Gobierno de Santa Fe y RTS Medios, más el auspicio institucional del hostigado INCAA.
Teniendo en cuenta el desdén del Gobierno nacional por las expresiones culturales en general (de hecho, “cine” y “latinoamericano” son palabras que parecen provocarle escozor), habrá que ver hasta qué punto aquí, durante la primera semana de octubre, podrán contrarrestarse esas y otras desdichas. No son pocas las expectativas: el cine siempre supone ventanas abiertas para respirar otros aires.
*Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos.
**Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente.