Carolina Garralda y Daniela Groppo coinciden en convocar a “toda la ciudadanía”. Foto: Paula Bertolino.
En su 130º aniversario, hablan del Teatro Municipal La Comedia su directora, Carolina Garralda, y su subdirectora, Daniela Groppo. Pasado y futuro de la Catedral del Género Chico concitan cifras de fechas y azares
Por Belén López Medina
Hay algo en las fechas. Hay quienes las eligen para comprar billetes de lotería y apuestan a su suerte, como si en ellas pudieran intuir una cita con la fortuna y el destino. Aniversarios, cumpleaños, comienzos; son anclas y portales –nos conectan con la historia y nos permiten viajar en el tiempo por las autopistas del recuerdo. Entonces, sentimos una conexión con el universo, un cosquilleo, como una invocación a honrar ese momento con una pizca de azar. “La suerte está en las fechas, cariño”, repetía siempre la amiga vasca de mi tía, la de Inglaterra. “Y en los años”, agregaba. Y esta vez, su voz cavernosa revolotea en mi cabeza, mientras escucho a Carolina Garralda y Daniela Groppo hacer un recorrido por la historia de un emblemático edificio, ubicado en una conocida esquina de calle Mitre. Garralda y Groppo son directora y subdirectora, respectivamente, del Teatro Municipal La Comedia, al cual parece no faltarle fechas significativas este 2024. Frente a mí una, a mi izquierda la otra, su relato continúa surcado por números redondos, capicúas, pares e impares. Faltando 20 minutos para las 14, me pregunto si habrá alguna fuerza planetaria enviándome señales a través de esta máquina del tiempo teatral.
130
En 1894 un galpón se transforma, con la ayuda y el esfuerzo de los vecinos, en teatro bajo el nombre de Teatro Comedia, cuya programación en sus inicios, gracias a sus características arquitectónicas, estaba destinada al circo criollo, y a lo largo de los años ha ido albergando un poco de todo.
—Justo este año se cumplen 130 años del teatro, entonces es todo un argumento —comenta Carolina Garralda—. Es como sostener todo un linaje de una tradición teatral –un patrimonio, un edificio histórico, y una tradición escénica y de espectáculos. Históricamente se lo conoce como la Catedral del Género Chico, que tiene que ver con la zarzuela, con el sainete, con esa mezcla de música y artes escénicas.
Daniela Groppo coincide en que “130 años son un montón”, y que “a pesar de que Rosario tiene mucha producción de las artes escénicas, culturalmente la actividad tiene una vara muy alta”.
Es un montón, pienso. Sin embargo, las varas altas, el peso de la historia, los aniversarios, pueden ser también disparadores. Lejos de ser sólo una excusa para predecir la suerte, las fechas especiales nos permiten transportarnos y descubrir nuevos espacios de resonancia a lo largo de ese anecdotario histórico.
Y es así, justamente, como se genera Pasaje a la Comedia (ver abajo*), estrenada el pasado 8 de febrero: un recorrido en postas bajo la dirección de Juan Nemirovsky, que invita al público a conocer la historia del teatro, y que forma parte de las celebraciones por esos 130 años.
—Es como un recorrido guiado —cuenta Garralda— pero en realidad es una obra de teatro. Ahí también vimos que la historia del teatro estaba muy vinculada con la historia de la ciudad, de cosas que fueron ocurriendo, así como hitos muy fuertes. El Teatro empezó siendo un galpón, después pasó a manos privadas y se reconstruyó. Pasó a ser cine, se cerró; estuvo a punto de ser demolido, corrió el riesgo de ser templo… Todo eso pasó en 130 años. Eso también nos marca un horizonte con respecto a las cosas que queremos tener dentro del Teatro y a quiénes. Ese quiénes es toda la ciudadanía, sin ninguna distinción.
Aun así hay algunos sectores a los que es más difícil llegar:
—Los más jóvenes, por ejemplo —detalla Groppo—; es un grupo etario al que no se llega tan fácilmente. Hay un montón de gente que vive en la ciudad y que todavía no conoce el Teatro. Ahora estamos armando también competencias de freestyle –a partir del 23 de junio, un domingo por mes– y se acerca gente que no es tan chiquita y que entra por primera vez. Son un montón de años, y un montón de habitantes, pero hay gente que todavía no conoce el teatro. Entonces, eso nos va marcando un poco los desafíos, el camino, y que todavía (por suerte) hay mucho por hacer.
En general, ambas coinciden, la planificación va encauzada en pensar en una programación “lo más amplia posible, dirigida a diferentes gustos –sin pensar en la edad como un factor determinante de consumo– para ir después por producciones, o propuestas, más específicas”. En este sentido, Pasaje a la Comedia, si bien no está orientado a un público específico, apunta a una renovación del mismo con su formato de escenas breves, al que concurre mucha gente joven, y que actualmente se está consumiendo bastante. “Así que estamos en consonancia”, señala Garralda. Paradójicamente, el ciclo Maratón, estrenado el sábado pasado, supone, en cambio, un paso del formato “chiquito” al formato “grandote”. La propuesta ofrece la posibilidad “de dar cuenta de un suceso, o de un fenómeno, en su totalidad, en un solo día, y que no sea un hecho aislado. Es ir más allá de la escena y del mero hecho de expectación del teatro”.
Los actores de la singular puesta en escena llamada “Pasaje a La Comedia”. Foto: Guillermo Turin Bootello
—No es una obra larga sino tres obras en un día con la posibilidad de ver las tres, o una, o dos, o solo venir a la charla. La idea es contar un poco más de la producción local, de las producciones actuales, y de gente que está dejando marca en la cultura. En este caso, el primero que hace punta es Rody Bertol porque, además, él tiene una producción muy profusa, y pudimos juntar tres obras. El próximo es Maratón Taboga, que es del Instituto Taboga –el Instituto del Profesorado Provincial de Danza– y son las obras de sus cuatro elencos. Esa es la idea de la Maratón, que la gente se venga a vivir al teatro –explica Garralda.
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Construcciones, reformas, cierres y aperturas. Así es como se va armando un poco la historia del Teatro. Hasta que, en 1999, 25 años atrás, hubo una decisión política durante el gobierno de Hermes Binner de expropiar el inmueble –que en los últimos años había estado funcionado como sala de cine– y transferirlo a la Municipalidad de Rosario como institución dependiente de la Secretaría de Cultura y Educación. Respecto de esta articulación, Garralda, quien asumió recientemente la dirección del teatro, asegura que hay una continuidad de la gestión anterior:
—A nivel de Secretaría de Cultura también —indica—, porque el secretario actual, Federico Valentini, era subsecretario en las dos gestiones anteriores, así que hay líneas marcadas, y hay otras que se acentúan bastante a partir de este período, que tienen que ver con la apropiación y la habitación del espacio público.
—Hay algo que está muy vinculado a los fenómenos de red —cuenta Groppo—, como fue La Noche de los Teatros Históricos de Rosario –que abrió un miércoles de abril, con una obra del circuito independiente, y quedó gente fuera–, o La Noche de las Peatonales, y la de las Librerías. La gente se prende mucho, y es como un convivio que se amplía a toda una zona geográfica. Pero después la gente disfruta, y quiere ver teatro. No vino solamente porque estaba en un marco más amplio y quería ser parte.
—Hay también una cuestión como de mística con venir al teatro. Es un lugar de encuentro. Nosotros trabajamos mucho con eso, con un espacio donde la gente viene a distenderse, a encontrarse. Entonces, eso es algo que en cierto punto debemos tener en cuenta, porque la gente viene, y se encuentra. No hay que perder de vista que trabajamos con ese tiempo de ocio y con algo grato que le está pasando a la gente que viene. Es una salida que no es habitual. Entonces, hacemos mucho esfuerzo para que el reloj no nos corra y nos coma esa idea –añade Groppo.
La Comedia, además, al ser un espacio público, tiene un importante vínculo con la producción independiente local. “La Secretaría de Cultura reconoce a los distintos colectivos, y aporta, y ayuda, y colabora. Entonces, hay vínculo de diálogo permanente y colaboración”.
—Trato de pensarlo en estos términos. Ya tenés el teatro independiente, después tenés los teatros comerciales, y está La Comedia, que es un teatro público. Como en el medio, ¿no? En pandemia, y postpandemia, las puertas del teatro, por ejemplo, se abrieron para que los grupos independientes pudieran venir. Y como tiene el techo que se abre, fue uno de los primeros que pudo abrir. Eso permitió que los grupos independientes pudieran venir a hacer sus funciones. La idea es que funcione. Podemos pensar, también, que toda producción teatral rosarina es independiente. Las producciones que se hacen dentro de los programas de La Comedia durante la primera etapa son producciones desde el Teatro Municipal, pero después empiezan a funcionar como grupos independientes. Es como un primer empujón, y después siguen solos. Eso es lo que se busca, ver qué es lo mejor para cada agrupación. La propuesta de Maratón, por ejemplo, es una estrategia para que la gente vaya más al teatro, y que vea el teatro independiente. Después también depende de un montón de cuestiones. La gente va a ver lo que tiene ganas de ver. El solo hecho de estar acá sobre el teatro no implica que sea un éxito. Por más que se comunique. Hay un factor público que es definitorio con respecto a las elecciones que hacen. El teatro también es del público —reflexiona Groppo.
—El teatro vacío es bastante amedrentador —agrega Garralda—. Es difícil poder predecir y poder establecer criterios permanentes sobre algo. Todas las semanas tenemos una teoría diferente. Nos orienta un poco el público. Lo gratuito es un dato de cómo la gente define (porque no está pudiendo comprar una entrada), que arma su programa en función de cuál es la agenda de lo gratuito de la ciudad. En ese sentido, está buenísimo poder ofrecer algo sin costo, pero también es todo un tema, porque tiene que ver con el valor de lo que uno está ofreciendo. Y hubo cosas gratuitas que tampoco se llenaron. Y cosas pagas, más costosas, que sí. Para mí tiene que ver con cada momento y con el ánimo social, con lo que está pasando en la ciudad.
80
Llegado este punto, pienso si La Comedia ha agotado ya su cuota de aniversarios y números redondos encargados de predecir una secuencia ganadora. Entonces, cuando el telón parece cerrarse sobre ese escenario imaginario, donde bailan fechas y cifras que conjuró mi cabeza, aparece el 80, y aparece el 10. Porque este año, y a razón de los 80 años del nacimiento de Roberto Fontanarrosa, la décima edición del programa Comedia Municipal Norberto Campos se propone como desafío llegar a noviembre (mes 11) con el estreno de una obra inspirada en el Universo Fontanarrosa. La convocatoria actualmente se encuentra recibiendo proyectos hasta el 30 de junio –inspirados en la poética, el imaginario o la biografía Fontanarrosa– y continuará el proceso con el concurso de proyecto teatral, audiciones, ensayos, estreno y funciones.
Otras propuestas para este año incluyen una selección de espectáculos para vacaciones de invierno, a partir de una convocatoria, sin restricción geográfica, a la que se presentaron 100 propuestas de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santa Fe Capital y Rosario. “Elegimos nueve espectáculos. No lo publicamos todavía, pero ya están los seleccionados”, adelanta Garralda: “Todo eso está dentro de las estrategias de ampliación del espectro de público”.
130, 25, 10, 80, 9, 100…
—Vamos a tener que empezar a jugar— dice una, y ambas se ríen.
Es viernes, 7 de junio, 14 horas ya. La grabadora marca 35 minutos. Del otro lado del Atlántico mi hermano está cumpliendo años. Más fechas, más números redondos. Pienso en la amiga vasca de mi tía, la de Inglaterra. Acaso la suerte la esperaba escondida en la historia de un teatro enmarcado por dos cortadas.
* “Pasaje a La Comedia”, una obra en postas
Por Redacción Belbo
Para poner de relieve sus 130 años de frondosa historia, el Teatro Municipal La Comedia planificó una serie de recorridos guiados y dramatizados al que dio en llamar Pasaje a La Comedia, que en rigor es una obra teatral en postas que permite realizar un viaje único por el pasado y la espacialidad de la sala más antigua de Rosario. La experiencia, que estará disponible hasta fin de año en fechas aleatorias (especialmente los jueves) con cuatro funciones diarias, para grupos de 20 personas (entrada gratuita), fue creada conjuntamente por La Comedia y un grupo de trabajadores de las artes escénicas locales, liderado por Juan Nemirovsky.
Durante este recorrido, bajo la guía del personaje Bartolo, quien fuera utilero, apuntador y anunciador durante los años dorados del Teatro La Comedia, los asistentes tienen la oportunidad única de explorar rincones del edificio nunca antes mostrados, deteniéndose en cuatro “estaciones” ante “apariciones” de figuras importantes: el primero en “aparecer” es Florencio Sánchez, el célebre dramaturgo (muchas de sus obras, incluida Canillita, se estrenaron en La Comedia), luego se deja ver y escuchar Carlos Gardel (el Zorzal actuó varias veces en la sala), tras lo cual, en el sector de camarines, se muestra la intimidad fantasmática de Libertad Lamarque (quien afirma que La Comedia es su teatro favorito de todo el mundo), y ya en la cuarta posta, en un depósito de utilería y vestuarios, entre un féretro y calaveras, aparece Narciso Ibáñez Menta, Narcisín, dando cuenta de sus vivencias escénicas más emblemáticas. Todos los momentos dramatúrgicos (humorísticos, dramáticos y emotivos) de Pasaje a La Comedia están cuidados al detalle, incluida la iluminación, el sonido, las caracterizaciones, los guiones y las actuaciones.
El equipo que consiguió este sorprendente y ultraprofesional espectáculo contó con la dirección general de Juan Nemirovsky, la dramaturgia de Romina Tamburello y Daniel Feliú, la coordinación general de Gisela Sogne, la dirección de actores de Miranda Postiglione y Simonel Piancatelli, la actuación de Mumo Oviedo, Federico Giusti, Germán Basta, María Eugenia Ledesma, Alejandro García, Gustavo Maffei, María Eugenia de Rosa y Emiliano Dasso, la música de Los Siameses (Alejo Castillo y Pedro Jozami), la utilería de El Vidriero y la producción general de Teatro La Comedia.