Por la delgada línea rosa

La lluvia los junta bajo un paraguas. Bailarines actores quietos en el cobijo. El cantor, a la intemperie.

El grupo Tiemblan las Baldosas estrenó en el Parque de España Anatomía del tango, extraordinaria pieza de danza-teatro que tiene porciones parejas de la máxima pureza del arte escénico y el sanguíneo rojo de la pasión que lleva a crear y a exponer

Por Andrés Maguna

Calificación: 5/5 Tatitos

Una delgada línea rosa separa la danza y el teatro de la danza-teatro. Si miramos en zoom esa delgada línea, con un aumento por mil, ampliando su superficie, podemos percibir que la vastedad rosa conforma un cuerpo vivo, una naturaleza viva que se expresa y cuyas manifestaciones particulares de existencia, de ser lo que son, resultan ser en sí, cada una de ellas, un microuniverso artístico lleno de mundos y planetas que ofrecen variadas posibilidades para acceder al disfrute de los primores de la creatividad humana, de las evoluciones aéreas de los artistas en el espacio teñido envolventemente por los reflejos rosados del ampliado cosmos de esa delgada línea rosa.

La creación grupal Anatomía del tango, que tuvo su estreno el viernes 9 de agosto en la sala principal del Parque de España, abrió una ventana (como si fuese un microscopio gigante) de 55 minutos a ese mundo rosa, en el sector donde vive y palpita el tango. El tango contemporáneo. El tango contemporáneo de Rosario. Dando a entender que esa ciudad, esta ciudad, sería como la aorta que alimenta el corazón del género. Y lo hace de manera inmejorable diseccionando, anatómicamente, con el escalpelo de la danza y las pinzas quirúrgicas del teatro, cuatro de los ejes más sensibles del tango, como bien se explica en un texto de difusión:

“Es una obra en la que se suceden cuatro historias: el mito del compadrito en un relato de Borges; la danza del abrazo; las mujeres del tango y la novia ausente; y una visión, en el canto, sobre el paso del tiempo, la locura y la muerte”.

Tuve la fortuna de estar aquella noche de estreno, suntuosamente acompañado por mis dos hijas: Zoe, fotógrafa de Revista Belbo, y Sol, quien durante su paso por la escuela Nigelia Soria (trayecto Danza) fue una de las alumnas dilectas de Eugenia Calligaro, factótum y alma máter del grupo Tiemblan las Baldosas y guionista y directora de Anatomía del tango. Y los tres coincidimos en el maravillamiento progresivo a lo largo de esos 55 minutos, durante los cuales, con una precisión milimétrica y un manejo de los tiempos perfecto, cinco actores bailarines (Florencia Alonso, Cecilia Benzoni, Patricia Ghisoli, Germán Ruiz Díaz y Paula Valdés Cozzi) y un cantor, Juan Iriarte, van desgranando esas cuatro historias, esos cuatro temas icónicos, en la alternancia de una docena de escenas de poderosa magia visual y auditiva.

Muy potentes en la sutileza, o sutiles en lo potente, los que bailan en “Anatomía del tango” la rompen.

Además, meterle humor de manera tan fina al texto malevo de Borges sobre el recio taita de una esquina rosada (a través de la recia voz del actor Carlos Resta) no es poca cosa, más si lo hacen (y así lo hacen) con un jugadísimo vestuario e incluyendo uno de los desnudos femeninos más atinados y resignificantes de los que vi en mi vida.

Las escenas del cantor, en tanto, imbricadas en lo teatral y subrayando la danza, logran que clásicos y hermosos temas popularizados por la Orquesta Utópica sean escuchados como si fuera la primera vez, e iluminan los oídos con la nueva rosarinidad tanguera que se viene abriendo paso y conquistando corazones en lo que va de esta tercera década del segundo milenio de la era cristiana.  Y esas canciones, engarzadas con una banda sonora que incluye sones, un zapateo flamenco, una meliflua canción de Buena Vista Social Club y un “editado” de música clásica interrumpida, a trompicones, por clásicos tangueros: superlativo momento, por lo joya, en que la danza se enrolla y desenrolla dando a entender algo tan bello y profundo que me resulta imposible describirlo.

En fin, que no quería caer en la profusión de elogios en la que caí, pero ya está, el derrame de rosa de la delgada línea que Anatomía del tango transita y amplifica, poblándola de expertiz danzante, teatral, musical, también cayó sobre mi cabeza y las de Sol y Zoe, y creo que sobre unas cuantas más de las 250 personas (el aforo permitido en la sala Príncipe de Asturias desde que el río Paraná se empezó a “comer” el terreno sobre el que está asentada) que aplaudieron con sincera calidez al final, cuando el elenco y la directora Calligaro supieron agradecer los agradecimientos. Pero a mí me pareció que ellos, los artistas, habían disfrutado tanto representando la obra como seguramente lo hicieron durante su realización, así que no había nada de “prueba superada” y sí mucho de “todo bien, pero ya habíamos ganado antes de ganar estos aplausos”.

Los seis del elenco, con la directora Calligaro al centro, aplauden a los que aplauden. Fotos: Zoe Maguna

FICHA:

Título: “Anatomía del tango”. Creación grupal de Tiemblan las Baldosas. Guion y dirección: Eugenia Calligaro. Intérpretes: Florencia Alonso, Cecilia Benzoni, Patricia Ghisoli, Germán Ruiz Díaz, Paula Valdés Cozzi. Músico intérprete (el cantor): Juan Iriarte. Texto de Jorge Luis Borges (“Hombre de la esquina rosada”) narrado por el actor invitado: Carlos Resta. Música: Vicente Greco, Astor Piazzolla. Música original: Tristán Sarrabayrouse, Juan Iriarte. Vestuario: Lorena Fenoglio. Objetos escénicos: Guillermo Haddad. Edición sonora: Tristán Sarrabayrouse y Santino Resta. Coreógrafos invitados: Nuria Lazo y Federico Ibáñez. Diseño de luces: Helena Vittar. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, la colaboración de Cooperación Española, el acompañamiento del CC La Casa del Tango, y el auspicio del CC Casona. Función estreno del viernes 9 de agosto de 2024 en la sala Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España de la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.