Fotos: Zoe Maguna
Yendo, la creación colectiva de La Comedia de Hacer Arte, con dirección de Hernán Peña, transita y comparte teatro del bueno
Por Andrés Maguna
Calificación: 4/5 Tatitos
El alto nivel del teatro independiente de Rosario se debe a múltiples factores, entre ellos la maduración sostenida de estilos propios (formas de encarar la realización y la transmisión de conocimientos) y el compromiso enfocado, a tal fin, por parte de algunas agrupaciones con el correr de los años. Una de esas agrupaciones que no transigen respecto de sus propios estándares –razón por la cual jamás defraudan– se llama La Comedia de Hacer Arte, y con el estreno de Yendo, creación colectiva de su escuela de actores y actrices, con dirección de Hernán Peña, esto que digo queda demostrado palmariamente.
Concurrí a participar de Yendo, en mi rol de crítico, el segundo viernes de septiembre (repite los dos que quedan) en La Usina Social, acompañado por Zoe (fotógrafa de Revista Belbo, e hija mía) y Eleazar, su compañero sentimental, con quienes, luego de los 68 minutos que dura la representación, pude intercambiar impresiones coincidentes sobre los muchos aciertos de la puesta.
Con ritmo y temática de impronta cinematográfica, al estilo de Pulp fiction, once actrices y un actor, separados en dos grupos de tres, uno de cuatro, y una yunta, alternan breves escenas en un aparente loop de tres instancias, con cuatro momentos coreográficos grupales de gran belleza visual (al comienzo y al final, y separando los tres aparentes loops) mechados con disruptivos, cortos y muy poéticos deslizamientos discursivos sobre un texto de Alejandra Pizarnik.
La “sinopsis” dada a conocer con el material de difusión reza: “En un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe, durante una noche de eclipse, cuatro grupos de personas se ven obligadas a salir de sus casas. Es de noche, un mal augurio atraviesa la atmósfera. Como en la teoría del caos, un pequeño cambio puede generar grandes modificaciones en el devenir de lo que acontece”, pero no cuenta que las historias giran en torno del personaje más importante y que no aparece en escena, Osvaldo, el mafioso “dueño” del pueblo, un patroncito del mal.
Como en todas las puestas de La Comedia de Hacer Arte, todo funciona bien, desde los diálogos y las coreografías hasta cada uno de los objetos escénicos (no falla ni una de las doce linternas que portan los del elenco en puntuales momentos), la escenografía minimalista, el sonido (incluido el laburo de las voces), un vestuario que concuerda con las caracterizaciones, las que a su vez se ajustan a la perfección con los personajes, que desarrollan un guion complejo, que requiere gran dinamismo e insumió, eso se nota, innumerables ensayos.
También favorece la estética costumbrista elegida (en ese sentido le encontré similitudes con la serie Fargo), la de una sociedad acotada, pueblerina, en la que el hampa no tiene otra que vincularse con la gente común, implicándola.
Uno de los tríos lo componen tres chicas músicas contratadas por Osvaldo que, volviendo de trabajar, esperan un colectivo, y en un momento se ponen a cantar: “El lujo es vulgaridad / dijo, y me conquistó / De esa miel no comen las hormigas” (fragmento del tema del Indio Solari Un poco de amor francés), plasmando uno de los muchos instantes de referencialidad social que jalonan la obra, que tampoco esquiva el drama denso ni el humor desopilante.
Con su habitual puesta en práctica de una dinámica veloz, la Comedia de Hacer Arte, y el director Peña, hacen de Yendo un producto melodramático que atrapa la atención sin subestimar entendimientos intelectuales de cualquier laya, jugando la difícil carta de la “teoría del caos” o buceando en profundidades de abstracciones poéticas.
El único punto débil, razón por la cual la calificación de esta crítica perdió un Tatito, está dado por lo desparejo de las interpretaciones actorales, y más allá de que todos los personajes están bien construidos: pareciera que en la asignación inicial de los roles no se hubiera tenido en cuenta que con el correr de los ensayos algunos personajes no encajaban bien con su intérprete, o viceversa. El resultado, algunas actuaciones alcanzan la unicidad interpretativa y otras se quedan en el parámetro de lo correcto. Así, algunas destacan y otras apenas dan la talla. Sin embargo lo cual, como son un equipo, cuando el elenco actúa como un solo cuerpo llega a expresar y contagiar una casi sublime experiencia de gozo.
Luego del muy aplaudido final acompañé a Zoe y a Eleazar a la panchería de la esquina de Lagos (La Usina Social está entre Jujuy y Riccheri), donde, mientras se comían sendos superpanchos (los dos les pusieron papitas chips), departimos sobre lo que habíamos visto, oído y percibido, compartiendo esa sencilla felicidad de haber pasado juntos un buen momento gracias a la generosa entrega y creatividad de unos compañeros artistas.
FICHA:
Título: “Yendo”. Espectáculo teatral de creación colectiva de la escuela de actores y actrices de La Comedia de Hacer Arte. Actúan: Dannae Abdalla de Sá, María Eugenia Acurso, Gandhari Benig, Pamela Borelli, Estepi Caminotti, Úrsula Díaz, Celina Giménez, Macu Mascía, Vanina Piccoli, Marisa Rinaldi, Emanuel Rivas, María Florencia Sanfilippo. Asesoría de vestuario: Cristian Ayala. Dirección: Hernán Peña. Asistencia de dirección: Luz Pignatta. En La Usina Social, todos los viernes de septiembre 2024.