

Por Julio Cano
En el marco de un panorama político que cada vez puede parecer mas sombrío, escribimos a los martillazos, de urgencia, con un método no transitado por la Belbo hasta ahora: un método en base a sentencias breves, fruto más de lo que nos indica el corazón que la razón.
1. Una de las tendencias mayoritarias de la filosofía actual, con la cual concordamos, afirma que las personas no son mundos cerrados, únicos, autosuficientes, desde los cuales se accedería hacia los otros y hacia el mundo.
2. Pero sabemos que cada ser humano no es un punto de partida para comprender la realidad; esta compresión es, por el contrario, intensamente compartida con los otros.
3. ¿Qué dato de la realidad nos puede servir de ejemplo para ilustrarlo?
4. Tomemos al lenguaje. Un filósofo de nuestro tiempo, Ludwig Wittgenstein, nos dice que no existen lenguajes privados.
5. “¿Qué ocurre con un lenguaje que describe mis vivencias internas y que solo yo puedo entender?”, pregunta Wittgenstein.
6. Es un lenguaje privado. Sólo inteligible para quien lo ha creado. Es un lenguaje particular de una sola persona, que solamente esa persona es capaz de expresar y entender.
7. Pero tal lenguaje es imposible como lenguaje, puesto que es incomunicable.
8. La importancia del lenguaje es capital en nuestra existencia. Tan fuerte es que impregna nuestro pensamiento, que puede considerarse así como un lenguaje interior.
9. Con Wittgenstein llegamos a la decisiva conclusión de que todo nuestro ser está conformado para la comunicación. Lo cual es una hermosa conclusión, al parecer desconocida para los actuales gobernantes argentinos, que llegan a conclusiones peleadas con las evidencias más rotundas.
10.- Y así como nuestro lenguaje sólo existe para ser un vinculo con otro ser humano (es decir, para la comunicación) todos nuestros actos se encuentran intensamente relacionados con las y los otros. El slogan “nadie se salva solo” de El Eternauta viene a cuento en este párrafo.
11. Las relaciones son el punto de partida para comprender al ser humano y para que este se comprenda a sí mismo.
12. Las relaciones no solo nos unen a la sociedad: ellas son constitutivas de nuestra existencia.
13. Somos una red compleja de relaciones, con los otros humanos y con el mundo.
14. Pensar de esta manera supone romper con una larga e importante tradición filosófica, que posee siglos de implantación y que tiene en la Época Moderna su más alta concreción. En ella, en efecto, la importancia del individuo se transforma en el centro de la realidad. En el plano económico-político se asiste concomitantemente a la creación del capitalismo.
15. En este planteamiento, se interpreta a los otros como cosas, como objetos, de manera que es mi yo, mi subjetividad, el punto de vista solitario desde el cual se contempla a los otros y al conjunto de la realidad. Se crea un dualismo entre el yo y el resto de la realidad.
16. Un aspecto crucial del dualismo moderno es, entonces, considerar que, por un lado, existe mi pensamiento y, por el otro, entes (cosas) que están en el mundo. Ambos fenómenos se encuentran cualitativamente separados.
17. Este dualismo ha tenido -y aún tiene- una profunda incidencia y es el que ahora se ve superado por una concepción que no separa a los humanos del resto de la realidad. Lo que constituye la realidad del mundo, afirma esta otra postura (dentro de la cual nos ubicamos) es una compleja y unitaria red de relaciones.
18. Esta red, una verdadera telaraña, disuelve todos los dualismos. Esta nueva manera de pensar y de actuar implica la integración entre todos los fenómenos. Es una concepción holística, puesto que en ella todas las realidades son comprendidas como totalidades relacionadas entre sí.

Hasta aquí hemos sintetizado dos visiones del mundo, contradictorias entre sí. Ellas están presentes en nuestras sociedades. Ahora nos dedicaremos a hurgar en el núcleo de la metodología filosófica contemporánea. Ese núcleo desea plantear una pregunta marcadamente incisiva: ¿Qué pasa hoy? Pregunta que tiene un correlato que mencionamos así: ¿Qué nos pasa hoy?
Como se ve, el tiempo en el cual la filosofía se quiere explayar, es el presente.
Ese tiempo del filosofar se aparta abiertamente del que se manejaba tradicionalmente. El tiempo ceñido al presente tiene en cuenta, en efecto, a las sociedades tal como ellas son, diversas y asimétricas en su conformación económica. “Tal como ellas son” supone tener presente en las reflexiones el lugar especifico que cada sociedad tiene y el papel que cumple en el escenario concreto, histórico. Esto es: se tiene en cuenta la geopolitica.
Si ubicamos nuestras específicas sociedades en el panorama geopolítico actual, tendremos que hacernos partícipes de los movimientos de liberación latinoamericanos, los movimientos poscoloniales y decoloniales. En nuestro especifico “lugar en el mundo”, Argentina y Uruguay, encontraremos conformaciones culturales, muy propias y únicas, interrelacionadas profundamente con el abigarrado crisol que constituye Nuestra América Latina (Abbia Yala).
Todos estos datos tendrán que ser tenidos en cuenta si deseamos filosofar genuinamente. Esta intención (que es, sin exagerar, una forma de militancia) se la dejamos como un desafío a los queridos lectores. Nosotros hemos tenido presente, de continuo, los conceptos señalados y eso nos remite a un estar alerta sin pausas para ver en profundidad cómo van presentándose y transformando los fenómenos de nuestro presente.
Y recién ahora, en este escrito, nos perfilamos en nuestro presente; lo hemos hecho a propósito para manejarnos también con el nivel propio de la filosofía, sabiendo que tal nivel es abstracto, es decir, separado. Primero leímos con ustedes en abstracto. Ahora encaramos medir lo escrito con la realidad cruda y directa que nos circunda.
¿Cómo se relaciona este filosofar con lo que nos pasa?
Lo que nos pasa 1: un poder judicial argentino que arremete contra la principal figura del peronismo, sentenciándola en medio de una larga cadena de falsedades. Una consecuencia de esta salvajada ya se ve en las calles: el peronismo tonificado de nuevo.
Lo que nos pasa 2: guerra total en Medio Oriente entre Israel e Irán. Una vigilia muy jodida de una bastante previsible confrontación que nos involucrará a todos.
Lo que nos pasa 3: el conflicto de Ucrania del que no es necesario mencionar sino el encabezamiento.
Y múltiples otros insucesos que “nos pasan”.
“Para no caer en lamentaciones: el trabajo filosófico debe hacerse con un martillo en la mano”, dice Nietzsche. Y con alegría, con un gay saber de por medio. Seguiremos en esta reflexión colectiva en la que todos ustedes son parte actuante. Que se nos dé.
