El color en 12 fotos

texto y fotos: Silvina Salinas

De blanco. De rojo.

Así siempre. Y de blanco el pelo.

Rojo intenso tu voz cuando cantabas Gricel.

Así me dabas la bienvenida en la sección Corrección donde te conocí.

Siempre elegante. Con pañuelo siempre. Con chalina, la voz abrigada. 

Antes de decirme “hola nena” me cantabas una estrofa.

No debí pensar jamás

en lograr tu corazón

y sin embargo te busqué

hasta que un día te encontré.

No eran para mí los versos ni tampoco sabía de tu vida enamorada.

No importaba.  A mí me hacía reír tu recibimiento. Me hacía bien.

Así era la Redacción también. “Un gran cenicero”, me dijo alguien. Casi todos fumábamos. Vos y yo también y los paquetes de cigarros convivían con todo lo que había en los escritorios. Y se compartía.

Veía cómo te sentabas relajado y sobre el teclado de la computadora de unas pantallas verdes furiosas, tus dedos finos se movían como sobre un piano.

¿Qué será, Gricel, de mí?

Se cumplió la ley de Dios

porque sus culpas ya pagó

quien te hizo tanto daño.

Hicimos más de dos sesiones de fotos. Pero estas son las que elijo.

Distintos tiempos.

De rojo, en la estación Rosario Norte. Me contabas de una película que habías hecho y parecía un cuento. No fue cuento. Y hablabas de caballos. Y en eso estábamos cuando apareció ese jinete paseando por ahí para que el caballo pastara. Nos vino al pelo. Entró en la foto. Fue y vino. Nos divertimos de nuevo. Vos no dejabas de posar porque eras un actor.

De blanco, en El Rosedal. Vos elegiste los dos lugares. Cómo no. Sabías de tu vestimenta y de locaciones. Ahí nos encontramos para los retratos. Y de paso, después de terminar con el trabajo, me di el gusto de caminar de tu brazo, de elegante estampa, entre los rosales.

Era un hermoso día de sol. Como hoy.

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