Por Andrés Maguna*
La oscuridad no puede existir sin la crítica de la luz.
La luz surge, aparece, con posterioridad a la oscuridad, la nada eterna, sin otro motivo que el de oponerse a la oscuridad, y al hacerlo circunscribe su poder, que fue absoluto e ilimitado hasta la aparición de la luz.
No hubo, no pudo haber, una intención de nacimiento de la oscuridad, pero sí de la luz.
Todo lo que participa de las cualidades de la oscuridad, su estatismo, su negatividad, no tiene otro destino que el de ser objeto de la crítica de la luz.
Así, escribir a mano este texto, como todo trabajo manual supone una crítica a la mecanicidad tecnológica, así como el trabajo artesanal lo es de la producción industrial, y lo personal respecto de la adocenado.
Y entendido el estudio como la crítica de la ignorancia, podremos ver en el pensamiento la crítica del instinto primitivo, la voluntad en acto como la crítica de la molicie. Lo líquido, lo que fluye, como la crítica de lo espeso y estancado.
Eligiendo (como forma de espantar el rechazo) la pobreza antes que la riqueza, la alegría por sobre la tristeza, se puede emprender con confianza un camino cuyo final no supone un precipicio insondable.
Ganando confianza disminuimos, achicamos las pérdidas por la sospecha.
Porque hacerse cargo de la crianza de los hijos es la crítica de la paternidad desamorada, la tierra sin sol.
La ausencia de la crítica se parece a la ausencia de la sal en las comidas: la vida pierde su sabor, y todo parece insulso, insípido, insustancial.
Por eso, la expresión “tiempos de oscuridad” (se vienen, se avecinan tiempos de oscuridad; vivimos tiempos de oscuridad; fueron tiempos de oscuridad) refiere, inequívocamente, a tiempos sin luz, es decir sin crítica.
En esto me puse a pensar cuando Rubén me invitó a participar de este ciclo llamado Siguiendo la conversación (que resulta ser la crítica de la falta de diálogo), en esta charla titulada “La crítica cultural”, con la posibilidad de contribuir, según me dice Rubén, en la lucha contra “el conformismo y la autocelebración”.
Participar puede ser la única manera de escapar al sometimiento y la exclusión. Porque la luz es la crítica de la oscuridad, y no puede ser viceversa.
* Texto leído el jueves 30 de noviembre de 2023, a la mañana, en el Museo Estévez de la ciudad de Rosario, provincia de Sante Fe, en el marco del tercer encuentro del ciclo Siguiendo la conversación que organiza FIHRM-LA, de la Federación Internacional de Museos de Derechos Humanos, cuya delegación en la Argentina tiene como director ejecutivo a Rubén Chababo, quien me invitó a participar del encuentro en virtud de mi trabajo en la crítica cultural para la Revista Belbo.